Qué hacer y no hacer en la atención a la adolescencia es una de las más recientes publicaciones de la semFYC. Se trata de una guía práctica en la que se apuntan 9 cosas que NO se deben hacer y otras tantas que sí, para que la atención a este colectivo, no siempre fácil de tratar, resulte efectivo y sencillo.
Los miembros del Grupo de Trabajo de Atención al Adolescente de la semFYC, quienes se han ocupado de esta guía, recomiendan:
- No centrar la atención exclusivamente en demandas biomédicas; sino incluir necesidades biopsicosociales, priorizando la promoción de estilos de vida saludable.
- No derivar siempre a salud mental las solicitudes de cambio de género, salvo que existan síntomas psicopatológicos complejos o intensos.
- No culpabilizar por el consumo de sustancias adictivas, sino realizar cribado oportunista con mensajes positivos, breves y continuados.
- No realizar citologías en mujeres menores de 25 años; ante la alta incidencia de alteraciones clínicamente no relevantes.
- No realizar un test de drogas sin informar al menor. No es ni práctico, ni ético ni legal.
- No ignorar los riesgos del uso de Internet y redes sociales, teniendo en cuenta que son nativos digitales.
- No prescribir benzodiacepinas ante problemas de ansiedad o insomnio: comporta más efectos secundarios indeseables que beneficios.
- No realizar pruebas de imagen para cualquier dolor de espalda, salvo que haya dolor constante, sensibilidad ósea, hallazgos neurológicos anormales o dolor nocturno.
- No solicitar un perfil lipídico sin valorar el riesgo cardiovascular. Es aconsejable hacer un cribado oportunista de las dislipemias a partir de los 18 años y con una periodicidad mínima de 4 años.
En cuanto a lo que sí se debe hacer, señalan estos nueve puntos:
- Desarrollar una entrevista centrada en el adolescente, que debe sentirse el protagonista del encuentro clínico.
- Fomentar la autonomía; el médico o médica de familia debe ayudarle a que se involucre en las decisiones relacionadas con el cuidado de la salud.
- Valorar y registrar presión arterial, talla y peso. Es un paso sencillo que facilitarán identificar a adolescentes con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
- Promover la actividad física. El consejo aporta un impacto positivo en la salud con beneficios probables y ausencia de efectos adversos.
- Normalizar la atención al adolescente transgénero, con respeto y atención personalizada.
- Explorar la ideación suicida en adolescentes y jóvenes de riesgo, preguntando directamente sobre el asunto. Tengamos en cuenta que el suicidio es la segunda causa por fallecimiento entre jóvenes de 15 a 29 años, solo superada por tumores malignos.
- Ofrecer el uso de implantes subcutáneos de progesterona a adolescentes con actividad sexual.
- Seleccionar a los adolescentes que se beneficiarían de un tratamiento antidepresivo, puesto que se trata de una opción terapéautica más que puede combinarse con terapia cognitivo conductual.
- Valorar la necesidad de tratamiento farmacológico para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, tras la instauración de las medidas familiares y escolares, evaluándose su pertinencia y dosis de firma periódica.
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