TERREMOTO TURQUÍA-SIRIA: Experiencia en primera persona de una médica de familia en el ámbito de urgencias, emergencias y catástrofes

“Nunca piensas que te va a tocar”, explica Ester Armela, médica de familia y miembro de la semFYC, en referencia a su partida hacia Turquía para colaborar en la atención a personas damnificadas por el terremoto del 6 de febrero.

Ester Armela tiene un máster en Urgencias, Emergencias y Catástrofes, trabaja en el Summa 112 desde hace seis años y hace unos meses que ingresó en el grupo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid ERICAM, compuesto por sanitarios y sanitarias del SUMMA 112. Un equipo que trabaja sobre todo en rescate en estructuras colapsadas en rescate.

El lunes pasado, cuando se encontraba en su quincena de alerta y se disponía a ir al trabajo para realizar una guardia, recibió una llamada con la petición de que se desplazara a Turquía: “En ese momento, cierras los ojos y piensas: ‘Me voy. Quiero hacer esto porque me gusta y porque creo que estoy preparada para ello’”.

Armela salió hacia Turquía, desde Torrejón de Ardoz, en un avión militar con capacidad para la carga y para las 40 personas del equipo. “Una vez allí, por mucho que te lo hayas imaginado, las prácticas que hayas hecho y la formación que tengas en este tipo de asistencia, hasta que no llegas y tus pies pisan los escombros, no te puedes imaginar lo que puedes llegar a sentir”, apunta la médica de familia.

Esta especialista en situaciones de emergencia detalla que a la dificultad de la intervención se le suman las condiciones climatológicas: “Es un clima muy, muy frío y nosotros estamos en un campamento, en una base de operaciones, donde no hay calefacción, dormimos en tiendas de campaña no climatizadas”, pero sostiene que pese al clima invernal “no perdemos las ganas y el entusiasmo por trabajar”.

“Ha sido duro. El primer día tuvimos la alegría y la satisfacción de poder rescatar a una víctima con vida 48 horas después del terremoto. Un señor de unos 60-65 años, con diabetes que, como nosotros decimos, se quedó en un hueco de vida, después de las labores de rescate de 13 horas y media”, cuenta Armela.

Su equipo tiene dos funciones principales: la más importante es dar soporte y apoyo a los equipos de rescate, tanto a bomberos como a guías caninos, y, por otro lado, la atención inmediata a la víctima rescatada y la transferencia de los equipos al sistema sanitario que esté operativo. “Afortunadamente, Turquía es un país desarrollado con muchos medios, muy acostumbrado a los terremotos y esto ha hecho que esa labor fuera más fácil”, expone la doctora.

La médica de familia concluye: “Espero que esta experiencia, que nunca olvidaré,  me enriquezca muchísimo, y que dentro de unos días, cuando vuelva a casa, pueda cerrar los ojos y recordar todo esto que he vivido y transformar esa emoción tan intensa de horror en aprendizaje, en valorar aquello que tenemos y, sobre todo, en pensar que, aunque sea pequeño, he dejado mi granito de arena en esta catástrofe internacional tan horrible”.

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